Las prestaciones de los dispositivos móviles permiten el rápido desarrollo de los vehículos no tripulados, ante las inquietudes que provoca su presencia en el espacio aéreo y en la privacidad de las personas.
GRAND FORKS, DAKOTA DEL NORTE.- En la pantalla de computadora del piloto, plantada a nivel de tierra a pocas yardas de la pista del aeropuerto aquí, los datos que pasaban por la pantalla rastreaban un avión a 450 metros de altura, por encima de una pequeña ciudad en la costa, haciendo círculos perfectos a 240 kilómetros por hora.
A la derecha del piloto, un operador apuntaba una cámara al avión para tomar vistas panorámicas, inclinar y aumentar el acercamiento en una búsqueda de gente que se había denunciado desaparecida entre las casas en tierra.
En su pantalla, figuras humanas como dibujos humanos aparecían reunidas en torno a una fogata entre las casas.
“Ahí están” dijo Andrew Regenhard, el piloto y estudiante, en un tono neutro que parecía fuera de lugar en una misión de rescate exitosa.
En realidad no había nadie desaparecido; todo el ejercicio fue en base a escenografía y lugares imaginarios. Regenhard participaba de una sesión de entrenamiento en la Universidad de Dakota del Norte. La primera en ofrecer un programa con título de aviación no tripulada, esta universidad es uno entre muchos ámbitos académicos, junto con compañías e individuos, que se preparan para un valiente nuevo mundo en el que aviones baratos a control remoto serán ubicuos en el espacio aéreo civil , buscando de todo, desde el más peligroso sospechoso, hasta una plaga de langostas que se devora la cosecha.
El bajo costo del equipamiento permite que los drones amplíen su uso civil en tareas como el mantenimiento de cultivos e incendios forestales, pero despierta inquietudes gubernamentales sobre la regulación en torno al uso del espacio aéreo
“El cielo se va a oscurecer de tantas de estas cosas” dijo Chris Anderson, ex editor de Wired, que creó el sitio de hobby DIY Drones y ahora conduce una compañía, 3D Robotics , que vende vehículos aéreos no tripulados y equipo. Dice que vende una cantidad de estos aparatos por trimestre -unos 7500- equivalente a la totalidad de los que las fuerzas armadas de Estados Unidos tienen volando.
La explosión de actividad en la operación de aviones a control remoto deriva de la confluencia de dos factores: el equipo electrónico y de comunicaciones se ha vuelto muy barato, permitiendo la conversión de aviones con radio control para hobby en plataformas sofisticadas de vigilancia, y el Congreso le ha ordenado a la Administración Federal de Aviación que encuentre la manera de integrar estas aeronaves en el espacio aéreo nacional para 2015.
Legisladores y observadores privados no han dejado de tomar nota del mercado en rápida expansión. El comité judicial del Senado estadounidense realizará una audiencia en torno a las implicancias para la privacidad de aparatos como los que se están desarrollando en Grand Forks.
El senador demócrata de Vermont Patrick Leahy, presidente del comité, dijo este año: “esta tecnología en rápido desarrollo es barata y podría representar una amenaza significativa a la privacidad y las libertades civiles de millones de estadounidenses. Es otro ejemplo de un área de política en cambio acelerado en la que tenemos que concentrarnos para asegurarnos de que la tecnología moderna no sea utilizada para erosionar el derecho a la privacidad de los estadounidenses”.
Algunos fanáticos de la tecnología rechazan el término “drone” con el que se conoce a estos aparatos en Estados Unidos, y que implica que no tienen piloto. Y están resentidos por la alarma en torno a problemas de privacidad, señalando que algunas ciudades y estados han comenzado a prohibirlos incluso donde aún no operan.
“El cielo se va a oscurecer de tantas de estas cosas” dijo Chris Anderson, ex editor de Wired y dueño de la compañía 3D Robotics, al destacar los avances en conectividad, autonomía y GPS de los teléfonos móviles, utilizados para interactuar con los vehículos
Tom Kenville, presidente del capítulo de Dakota del Norte de la asociación del sector, Unmanned Applications Institute International, dijo que tales prohibiciones desalentarán el progreso tecnológico. “No creo que tuviéramos normas para los caminos antes de que hubiera caminos”, dijo.
En el laboratorio de la universidad, Rico Becker, un creador de software que trabaja para Corsair Engineering, que había escrito un programa para los estudiantes, subrayó que el ejercicio de “personas desaparecidas” fue solo una de muchas misiones hipotéticas que los estudiantes debían cumplir, y era puramente teórica. “No estamos entrenando pilotos para descubrir gente que acampa en sus patios traseros”, dijo.
Agricultores y bomberos
Además de la misión en busca de personas desaparecidas, los expertos aquí definen una cantidad de usos para los aviones. “Agricultura de precisión”, con aviones diminutos inspeccionando los cultivos varias veces por semana en busca de los primeros signos de roya o de invasión de insectos; misiones de seguridad de máquinas voladoras semi autónomas que podrían recorrer las dos millas (3,2 kilómetros) de largo de un tren carguero examinando los frenos de aire de cada coche, mucho más rápido de lo que podría hacerlo una persona, y estar disponibles para evaluación en caso de un descarrilamiento, operaciones de inspección de grandes cañerías o cables de tensión, trabajo que es notoriamente peligroso para helicópteros, y estar alertas a incendios o accidentes automovilísticos.
Los bomberos voluntarios en lugares como Grand Forks, dijo Kenville, serían un claro mercado. Un vehículo no tripulado, dijo, le “va a ganar a todos los autos en llegar allí”, para determinar la magnitud de un problema.
“Si es un incendio por productos químicos nos dirá que nos mantengamos alejados o si es simplemente un poco de heno, que vayamos más lento”.
El equipo de control remoto podría incluso desplazar algunos pilotos humanos en las cabinas de aviones de carga.
“Esto es plata” dijo Matthew Opsahl, en otra parte del laboratorio de simulación de la Universidad de Dakota del Norte, donde hay una estación de trabajo en la que un operador podría coordinar las actividades de varios aviones a control remoto. Una persona podría manejar seis aviones de carga al mismo tiempo, dijo, o dirigir equipos de gente en tierra con varios aviones operados a distancia que estuvieran vigilando un evento a gran escala, como un incendio forestal en expansión. El operador podría comparar las imágenes aéreas con las de los mapas de Google, identificando nombres de calles y direcciones para reenviar a un centro de llamadas de emergencia.
Opsahl, ex piloto de jets regionales, ahora es instructor en el programa de Dakota del Norte, donde Regenhard, de 21 años, en su primer año en Prescott, Wisconsin, tiene una especialización doble en aviación comercial y sistemas aéreos no tripulados. Regenhard también está construyendo un helicóptero de seis rotores que transmitirá imágenes a tierra, que podría inspeccionar aires acondicionados en techos u ofrecer una visión desde arriba de una escena de un crimen.
Equipado con un sensor de GPS y un piloto automático que cuesta 220 dólares, puede ser programado para volar a una secuencia de coordenadas, a diversas alturas, del mismo modo que puede hacerlo un avión de línea. O puede simplemente transmitir su posición a una estación en tierra distante, donde un operador puede usar un teclado y un mouse o joystick con una computadora para dirigirlo.
Choques en el aire
La cuestión aún no resuelta es cómo evitar colisiones en el aire, porque el operador en tierra no puede ver el tráfico en el aire. La agencia federal de aviación piensa tener un sistema llamado “percibir y evitar” listo para 2015 por el que cada avión en el cielo, tripulado o no, usa un equipo GPS para ubicarse y envía su información a una computadora en tierra que presenta un mapa con todos los blancos. La computadora entonces retransmite el mapa a cada piloto en el aire o en una estación de trabajo con computadora en tierra, según el caso.
Algunos aficionados rechazan el término “drone” y están resentidos por la alarma que generan en torno a problemas de privacidad y que provocó su prohibición en algunas ciudades y estados, incluso donde aún no operan
El avance de la electrónica parece no tener descanso. Anderson de 3D Robotics dijo que todos los componentes de un “drone” -un procesador rápido, una buena batería, un receptor de GPS y sensores micro-electro-mecánicos- están presentes en un iPhone.
El rápido progreso ha promovido una explosión de actividad comercial, junto on muchas ansiedad. Regenhard se unió una tarde reciente con Becker, cuya compañía había escrito un programa que simulaba un Cessna 182, un avión monoplano familiar para generaciones de aspirantes a piloto, y estaba integrado con una variedad de paisajes hechos con computadora, algunos reales, otros artificiales.
Entre los trucos de software, el mapa del terreno en la pantalla de Regenhard mostraba un cono rojo en movimiento, como un reflector, que a veces era ancho y a veces solo un punto, indicando el campo de visión a través de la cámara controlada por Becker, que daba al piloto una buena idea de qué es lo que miraba el operador del sensor y por tanto como orientar el avión.
Tal como se presenta aquí, la tecnología parece impactante pero no una amenaza. Los sistemas aéreos sin piloto incluyen una estación en tierra, por lo general una laptop con algún equipo de comunicaciones agregado y algunos de los vehículos voladores pesan solo unos pocos kilos. Incluso los más grandes caben en cajas moldeadas que pueden llevarse en el baúl del auto. Algunos despegan al ser lanzados por el operador, como una jabalina o una pelota; algunos de los más grandes deben ser lanzados desde una catapulta que puede estar en la caja de una pickup.
El campo es embrionario. “Estamos en los años de los hermanos Wright de la industria de sistemas aéreos no tripulados” dijo Bruce Gjovig, director del Centro para la Innovación, una incubadora de empresas de la Universidad de Dakota del Norte.
Benjamin Trapnell, profesor adjunto y uno de los baluartes del programa de sistemas de aeronaves no tripuladas aquí, uno de los tres en todo el país que ofrecen un título universitario en este campo, dijo que la cuestión no es solo aprender a hacer volar tales vehículos sino también diseñarlos, incluyendo las cámaras u otros sensores que puedan llevar, y las estaciones en tierra desde las cuales pueden ser controlados.
La tecnología parece tan flexible y prometedora que incluso algunas compañías involucradas en aviación convencional están interesadas. Por ejemplo, en Applebee Aviation, que cuenta con 11 helicópteros en Banks, Oregon, utilizados mayormente para fumigar cultivos, Warren Howe, el gerente de ventas, dijo que un vehículo a control remoto quizás no podría reemplazar uno convencional para ese propósito. Con el “drone” dijo, “se está limitado a ver por la cámara, no se verían los cambios en el viento que controlan la manera en que se dispersa lo que se fumiga, o una lechuza o paneles de abejas en un patio vecino”.
“Uno podría no ver al chico que viene por la calle para mirar porque piensa que un helicóptero es algo realmente cool” dijo Howe.
Pero al mismo tiempo, dijo, por sus helicópteros livianos se cobra un alquiler de 1100 dólares la hora, y en cambio se podría hacer mucho trabajo de prospección con un “drone”, ayudando a trazar el mapa de aquello para lo que se necesita el helicóptero tripulado.
En contraste, Anderson dijo que este año su compañía va a presentar un helicóptero para vigilancia agrícola que se vendería por menos de 1000 dólares. “Eso no es por hora, es lo que va a costar el helicóptero”, dijo.